sábado, 6 de septiembre de 2008

POSESIÓN

Hablemos de la POSESIÓN

En las antiguas culturas egipcia, babilónica, asiria y judaica, se atribuían ciertas dolencias y calamidades naturales a la acción de los demonios. Para alejarlos, se recurría a algún conjuro o exorcismo. La cultura occidental recibió estas ideas a través de la Biblia y del cristianismo primitivo. En el cristianismo, se denomina exorcismo (del griego ‘exorkismós’, “acto de hacer jurar”, en latín ‘exorcismus’) a la ceremonia que tiene por objeto conjurar a los malos espíritus, obligándoles a dejar los cuerpos poseídos o a renunciar a su influencia sobre personas, objetos, situaciones o lugares. Cuando el objetivo es la expulsión de demonios, se le llama Exorcismo Solemne, y debe hacerse de acuerdo con fórmulas consagradas, que incluyen aspersión de agua bendita, imposición de manos, conjuraciones, señales de la cruz, recitación de oraciones, salmos, cánticos, etcétera. El ritual católico del exorcismo puede ser también ejecutado por sacerdotes, pero únicamente cuando éstos son expresamente autorizados por obispos.
La posesión es un estado o condición en el que el cuerpo y/o la mente de un individuo están supuestamente poseídos o dominados por una entidad (ya sea un ser, una fuerza o una divinidad) que le es externa, o que no se manifiesta habitualmente en las actividades de la vida diaria. La posesión, considerada como una experiencia de naturaleza psicológica y social, puede ser verificada individual o colectivamente y tener carácter inesperado, o estar sometida a algún tipo de control ritual. En diversas sociedades y culturas, figura como episodio o experiencia central de la vida religiosa de la comunidad o grupo.
Genéricamente, las formas de posesión se dividen, para su estudio y mejor conocimiento, en cuatro clases o categorías, siempre dependiendo del tipo de espíritu que las provoca:
Contagio.- El espíritu contagioso se ‘instala’ cercano a la persona, aunque su influencia es pequeña. En estos casos, baños de agua y sal u oraciones suelen alejar y apartar a este tipo de espíritus inferiores. Generalmente, estos espíritus son de personas que desencarnaron y que pertenecen a la familia del poseído.
Opresión.- El espíritu opresivo tiene la capacidad de ‘vampirizar’ y absorber la energía del individuo. Los efectos son sentidos y percibidos como un cansancio o agotamiento continuos, deseos de llorar, tristeza… y así como pueden comenzar en cualquier momento, también pueden cesar repentinamente. En estos casos lo indicado suele ser utilizar un saquito de color rojo con algún amuleto o medalla dentro, y siempre junto al cuerpo, para neutralizar la presencia de este espíritu. También los baños de agua con sal son benéficos en estas situaciones. La lectura del Salmo 23 es la más indicada de las oraciones contra los espíritus opresivos.
Obsesión.- Los espíritus obsesivos consiguen introducirse de una manera tan dominante en el cuerpo astral del individuo, que pueden asimismo cambiar y alterar la manera o modo de hablar del mismo y obligarle a hacer cosas que normalmente, en el día a día cotidiano, esa persona no haría. La influencia de estos espíritus obsesivos puede ser tan fuerte que las personas poseídas llegan a no reconocer a sus familiares, parientes o personas próximas de su entorno. Cabe señalar que en Brasil, por ejemplo, y de acuerdo con el espiritismo o las religiones afro-brasileñas como la umbanda o el candomblé, existen los fenómenos de posesión de espíritus considerados ‘adoctrinadores’ y/o iluminados.
Posesión demoníaca.- En estos casos, afortunadamente muy poco frecuentes, el espíritu se apodera del cuerpo de la persona, haciendo que se produzcan también, en el exterior, fenómenos de ‘poltergeist’ (conjunto de fenómenos producidos espontáneamente, y que consisten en ruidos y descolocamiento de objetos, pudiendo tener una duración indeterminada). El padre Gabrielle Amorth, exorcista oficial del Vaticano, dice haber realizado aproximadamente 50.000 exorcismos, pero considera que de todos ellos, solamente 84 fueron posesiones demoníacas auténticas. Afirma este experimentado exorcista que los síntomas de la posesión demoníaca incluyen una fuerza física sobrehumana, la xenoglosia (facultad de hablar espontáneamente una lengua que no ha sido previamente aprendida) y revelaciones de secretos sobre las personas.
Al margen de estas cuatro citadas categorías o clases de posesión por parte de espíritus, se producen y son mucho más frecuentes en nuestros días otros casos de ‘posesión’ o de influencia espiritual, que también afectan de forma notoria a muchas personas; pero éstos son causados y provocados por entidades desencarnadas, bajos astrales o parásitos espirituales. Son casos en los que se unen el contagio, la opresión y la obsesión, y son por consiguiente mucho más negativos y preocupantes que los aquí citados. Son causados por entidades y espíritus dañinos y negativos, y de ellos y de cómo combatirlos nos ocuparemos de manera más extensa en próximos artículos.

El Reiki y los chakras

El Reiki y los chakras

Durante un tratamiento de Reiki, los practicantes/terapeutas empleamos posiciones que corresponden al cuerpo, a los órganos y a los 7 chakras. Según el hinduismo y algunas culturas asiáticas, los chakras (palabra procedente del sánscrito y que significa ‘rueda’ o ‘círculo’) son vórtices energéticos situados en los cuerpos sutiles del ser humano. Su tarea es la recepción, acumulación, transformación y distribución de la energía llamada prana.
Cada uno de estos centros energéticos se asemeja a una flor abierta y posee ciertos colores que son más o menos brillantes, según el estado evolutivo de la persona. Se describen alineados en una columna ascendente desde la base de la columna vertebral hacia la parte superior de la cabeza. A cada uno de ellos se le asigna un color y son visualizados como flores de loto con distinta cantidad de pétalos en cada chakra.
Los chakras, puntos de concentración de energía que vibra sobre determinadas zonas del cuerpo, vitalizan a éste. Su función es mantener equilibradas la salud espiritual, física, emocional y mental.
Cada chakra se conecta a glándulas concretas y a ciertas partes del cuerpo, así como a ciertos aspectos de la energía emocional y espiritual, del instinto básico de supervivencia y de la búsqueda de conocimiento.
Los siete chakras principales son:
1. Chakra Raíz (Muladhara). Está en la base de la columna vertical e influye en los riñones, la vesícula, los genitales, la columna vertebral y la fuerza vital.
2. Chakra Sacro (Svadhishthana). Influye en las gónadas, los órganos reproductores, las piernas y la vitalidad.
3. Chakra Plexo Solar (Manipura). Influye en órganos tales como el páncreas, el hígado y el estómago, sobre las actitudes del poder, la emoción del miedo y la actitud del control.
4. Chakra Corazón (Anahata). Influye en el timo, el corazón, los pulmones y el amor.
5. Chakra Garganta (Vishudda). Influye en la tiroides (crecimiento), las cuerdas vocales, los brazos, las manos, la comunicación y la expresión.
6. Chakra Tercer Ojo (Ajna). Influye en la glándula pituitaria, en el intelecto y en la vista, a través del “tercer ojo”. Es el chakra del tiempo, la percepción y la luz.
7. Chakra Corona (Sahasrara). Es el chakra del sentido, el chakra maestro que controla a los demás. Su rol sería parecido al de la glándula pituitaria, que segrega hormonas para controlar el resto del sistema endocrinológico, y que también se conecta con el sistema nervioso central a través del hipotálamo. Simbolizado por un loto con mil pétalos, de color blanco o violeta, se localiza en la cabeza, fuera del cuerpo.influye en la glándula pineal, el cráneo y afecta a la consciencia espiritual.
El equilibrado de chakras es fundamental en toda terapia de Reiki. Cuando nuestra energía circula de forma positiva, nos sentimos felices y sanos; pero cuando nuestra energía circula desequilibrada por esos centros energéticos, entonces es cuando surgen las enfermedades, el malestar emocional y la infelicidad. Generalmente las enfermedades están asociadas a los chakras que las rigen.
Como los chakras son energía y el Reiki es una terapia energética, resulta una técnica muy útil para mantener nuestros centros energéticos en buen estado, y que la energía de nuestro cuerpo circule de forma positiva. Aunque hay tratamientos específicos para cada chakra y zona del cuerpo asociada a ellos, el equilibrado nos permite solucionar ciertos problemas o desequilibrios en todos los chakras a la vez. Con ello podremos ayudarnos a prevenir enfermedades, a recuperar el tono vital y eliminar el malestar emocional.